El nuevo año amaneció con un episodio triste para la música cubana y del resto del continente, tras el fallecimiento en La Habana durante la madrugada del primero de enero del destacado pianista Lázaro Valdés Espinosa, de 83 años.

El maestro fue el último pianista de la Banda Gigante del legendario Bárbaro del Ritmo, el gran Benny Moré, agrupación que dirigió y mantuvo activa durante varios años tras la muerte de su creador.

También, el último integrante de la mítica que sobrevivía.

Además de músico fue un dedicado investigador y director de la agrupación Son Jazz.

Su extensa y prolífica labor como músico la inició tras sus estudios en el conservatorio de Marianao, lo que le valió ser merecedor de la Medalla Raúl Gómez García, que otorga el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura y de la Distinción  por la Cultura Nacional, entregada por el Ministerio de Cultura de Cuba.

Reconocido por sus interpretaciones de diferentes géneros musicales, especialmente el son y el jazz, su legado musical constituye un referente para la pianística cubana.                 

Por decisión familiar, su cadáver será velado en ceremonia íntima.

“No se ha ido del todo, sus huellas quedan en la historia de la música cubana”, se lee en uno de los cientos de comentarios en redes sociales que lamentan su muerte.